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Versos de arte menor: son los comprendidos entre las dos y las ocho sílabas.
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Versos de arte mayor: son los que tienen de nueve sílabas en adelante.
Pareado. Está formado por dos versos que riman entre sí. El pareado forma por sí solo una estrofa. Los dos versos pueden ser iguales
Al que a buen
árbol se arrima
buena sombra le
cobija.
O
diferentes
Todo necio
confunde valor y precio.
Los
pareados pueden unirse formando composiciones más amplias:
Ya lo ves las
canciones que te consagro,
en mi pecho han
nacido por un milagro.
Nada de ellas
es mío, todo es don tuyo;
por eso a ti de
hinojos las restituyo.
¡Pobres hojas
caídas de la arboleda,
sin su verdor
el alma desnuda queda!
Pero no, que aún
te deben mis desventuras
otras más
delicadas, otras más puras.
a) Terceto: está constituido por tres versos de arte mayor que riman normalmente ABA. Generalmente, el terceto no se usa solo, sino en series con otros tercetos: ABA, BCB, CDC, etc.
Pasáronse las flores del verano, A
el otoño pasó con sus racimos B
pasó el invierno con sus nieves cano; A
las hojas, que en las altas selvas vimos, B
cayeron, y nosotros a porfía C
en nuestro engaño inmóviles vivimos
B
b)
Soledad: constituido por tres versos de arte mayor con rima asonante: aba,
bcb, etc.
El ojo que ves no es a
ojo porque tú lo veas; b
es ojo porque te ve. a
a)
Cuarteto: cuatro versos de arte mayor. Su rima es ABBA.
Alguna vez me angustia una certeza, A
y ante mí se estremece mi futuro. B
Acechándole está de pronto un muro B
del arrabal final en que tropieza.
A
b)
Serventesio: es una variante del cuarteto; se diferencia en la distribución
de la rima, que es ABAB.
Valerosos, enérgicos, tranquilos, A
caminan sin dudar hacia un futuro B
que tramándose está con estos hilos A
de un presente en fervor de claroscuro. B
c)
Redondilla: cuatro versos de arte menor cuya rima es abba
La tarde más se oscurece; a
y el camino que serpea b
y débilmente blanquea, b
se enturbia y desaparece.
a
d)
Cuarteta: es una variante de la redondilla; la distribución de la rima
es abab.
Luz del alma, luz divina, a
faro, antorcha, estrella, sol... b
Un hombre a tientas camina; a
lleva a la espalda un farol. b
a)
Quinteto: cinco versos de arte mayor.
Desierto está el jardín... De su tardanza A
no adivino el motivo... El tiempo avanza... A
Duda tenaz, no turbes mi reposo. B
Comienza a vacilar mi confianza... A
El miedo me hace ser supersticioso.
B
b)
Quintilla: cinco versos octosílabos (arte menor).
Vida, pues ya nos cansamos a
de andar uno y otro juntos, b
tiempo es ya de que riñamos, a
y en el trance a que llegamos a
vamos riñendo por juntos. b
a)
Sexta rima: estrofa formada por seis endecasílabos (versos de once sílabas),
cuya rima es ABABCC.
Mas no le falta con quietud segura A
De varios bienes rica y sana vida; B
Los anchos campos, lagos de agua pura, A
La cueva, la floresta divertida, B
Las presas, el balar de los ganados, C
Los apacibles sueños no inquietados. C
b)
Sextilla: estrofa de seis versos de arte menor
No son raros los quejidos a
en los toldos del salvaje, b
pues aquel es bandalaje a
donde no se arregla nada b
sino a lanza y puñalada, a
a bolazos y a coraje. b
a)
Octava real: estrofa de arte mayor con rima ABABABCC
No las damas, amor, no gentilezas A
de caballeros canto enamorados, B
ni las muestras, regalos y ternezas A
de amorosos afectos y cuidados; B
mas el valor, los hechos, las proezas A
de aquellos españoles esforzados, B
que a la cerviz de Arauco no domada C
pusieron duro yugo por la espada.
C
b)
Octavilla: estrofa de arte menor. Su rima suele ser: abbeadde, o ababbccb.
Todo, ¡Señor!, diciendo a
está los grandes días b
de lutos y agonías b
de muerte y orfandad; e
que del pecado horrendo a
envuelta en un sudario, d
pasa por un calvario d
la ciega humanidad. e
Décima:
fue inventada por Vicente Espinel en el siglo XVI, por lo que también recibe el
nombre de décima espinela. Está formada por dos redondillas, con rima abrazada
abba y cddc, y uniéndolas, dos versos de enlace que repiten las rimas última y
primera de cada redondilla, ac; el esquema queda así: abbaaccddc.
¡Beato sillón! La casa a
corrobora su presencia b
con la vaga intermitencia b
de su invocación en masa a
a la memoria. No pasa a
nada. Los ojos no ven, c
saben. El mundo está bien c
hecho. El instante lo exalta d
a marea, de tan alta, d
de tan alta, sin vaivén. c