¿Es apropiado ponerle a este espacio el nombre de una obra de Ibsen? ¿Por qué no? Es cierto que la obra no es en absoluto romántica, pero es un dramaturgo digno de ser recordado. Y en mi vida marcó una gran huella no sólo por su indiscutible genialidad, sino también por haber escrito una de las obras favoritas de Horacio Quiroga, Brand, quien no lo mencionó en su Decálogo junto al romántico Poe, pero no por ello dejó de ser una influencia.

 

Muñecas de porcelana. Antiguas, modernas, francesas, alemanas, muñecas en miniatura, sofisticadas, algunas con un aire campestre, pero siempre altivas, espectantes, con dos enormes ojos que te observan y te estudian, y una gran sonrisa en sus labios. Con alma. Perfectas imitaciones del ser humano. Ellas tienen la dicha de vivir por siempre, pero conservan la altivez del día en que nacieron.

 

¿Nunca les sentiste el alma? Si uno observa con atención y guarda silencio, se pueden descubrir los sentimientos que el creador imprimió en su figura.

 

Aquí les dejo mi colección de muñecas de porcelana. Tengo muchas, quizá demasiadas, pero el problema de no tener cámara digital propia me obliga a ir subiendo de a poco. Espero que les gusten.

 

ENTRAR


VOLVER