Palabra de origen italiano (diminutivo de sonus, 'tono', 'sonido') o incorporada
en Italia por influencia del provenzal sonet, nombre de una melodía breve y
ligera, una cancioncilla. En la literatura italiana antigua llegó a tener el
sentido más amplio de canción. La forma canónica del soneto consiste en
catorce versos endecasílabos divididos en dos cuartetos —rima ABBA ABBA— y
dos tercetos, que pueden tener dos rimas (variantes CDC DCD, CDC CDC, CDD DCC) o
tres (variantes CDE CDE; CDE DCE; CDE DEC; CDE EDC).
Las
dos fuentes clásicas del soneto son el italiano o petrarquista y el inglés o
shakespeariano. El Cancionero de Petrarca incluye 317 sonetos dirigidos a su
amada Laura. El soneto petrarquista tuvo seguidores en Italia (Torquato Tasso) y
se difundió también en otros países europeos: Portugal (Luís de Camões;
Francia (Pierre de Ronsard, Joachim du Bellay y otros miembros del grupo
conocido como la Pléyade); España. Fueron Boscán y Garcilaso de la Vega los
encargados de arraigar el soneto, aunque ya el marqués de Santillana había
escrito 42 sonetos fechos al itálico modo, utilizando en los cuartetos la rima
ABAB, con lo que se apartaba de la norma habitual en el soneto petrarquista
(ABBA).
En
el siglo XVII español se destacan los sonetos de Cervantes, Góngora, Quevedo,
Calderón y Lope de Vega, quien en su Arte nuevo de hacer comedias recomendaba
el soneto para los soliloquios teatrales: "el soneto está bien en los que
aguardan". Después de una escasa utilización en el siglo XVIII y en el
XIX, el soneto resurge con los poetas modernistas hispanoamericanos y españoles.
A la influencia de la forma tradicional, se une el gran impacto de los
simbolistas franceses, lo que determinará la introducción de variaciones más
o menos heterodoxas. Rubén Darío, por ejemplo, dedica un soneto a Cervantes
donde combina endecasílabos y heptasílabos, y otro a Walt Whitman, donde
utiliza versos de doce sílabas. Otros autores contemporáneos de sonetos son
Amado Nervo, Leopoldo Lugones, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y Jorge
Guillén.
Entre
las principales alteraciones del soneto figuran el sonetillo, compuesto en
general por versos octosílabos, aunque también recurren al eneasílabo Rubén
Darío, Valle-Inclán, Gabriela Mistral; el soneto con estrambote (sonetto
caudato), del que hay ejemplos en Boscán, Cervantes y Antonio Machado ('A un
olmo viejo') que añade al soneto normal una coda, una o más estrofas de tres
versos, por lo común un heptasílabo y dos endecasílabos; el soneto acróstico;
el soneto con eco (Lope de Vega).
El
soneto inglés tiene su principal representante en Shakespeare y en los Amoretti
(1596) de Edmund Spenser. Su forma, que exige una adaptación a una lengua menos
rica en rimas que el italiano, abarca tres cuartetos, cada uno rimado de
diferente manera, y un dístico final que cierra el conjunto. El esquema de las
rimas es a b a b, c d c d, e f e f, gg. En el siglo XVII, se mantiene la tradición
del soneto a través del poeta John Donne (Poemas divinos) y de John Milton,
quien se atiene a la fórmula petrarquista y escribe sonetos tanto en inglés
como en italiano. Después de casi un siglo de decadencia, el soneto renace con
autores románticos como William Wordsworth, Samuel Taylor Coleridge, John
Keats. Durante el periodo victoriano, merecen citarse los Sonetos del portugués
de Elizabeth Barrett Browning. El escritor argentino Jorge Luis Borges se ha
servido a veces de la estructura inglesa del soneto, por ejemplo en 'El otro',
cuyo dístico final dice así:
"Suyo
(de Dios) es lo que perdura en la memoria
Del
tiempo secular. Nuestra la escoria".
Entre
otros autores de sonetos dignos de mención figuran el poeta austriaco, nacido
en Praga, Rainer Maria Rilke (Sonetos a Orfeo, 1923), los norteamericanos Edwin
Arlington Robinson, Elinor Wylie y Edna Saint Vincent Millay. Entre 1936 y 1938
W.H. Auden escribió los Sonetos desde China. En España, además de los ya
citados, sobresalen Blas de Otero y Dámaso Alonso. Eduardo Chicharro, en La
plurilingüe lengua (1945-1947), ofrece la variante humorística y paródica del
soneto, valiéndose en algunos casos del ritmo ascendente y enumerativo y, en
otros, de una variante singular del estrambote, como en el nº XLI:
El
poeta argentino Juan Gelman cumple a veces con el canon ('Llamamiento contra la
preparación de una guerra atómica') o mantiene la estructura de dos cuartetos
y dos tercetos olvidándose de rima y medición estricta de los versos, como en
el poema I de Rostros.