Elegía

En la literatura clásica, composición poética basada, métricamente, en el dístico elegíaco (hexámetro + pentámetro). Las elegías clásicas eran a menudo cantos nostálgicos, pero también figuran entre sus temas el amor, la guerra y la política. Calímaco y Catulo destacan entre los poetas de la antigüedad que emplearon el verso elegíaco.

Durante la edad media, la elegía recibió el nombre de planto o llanto, y un ejemplo de este tipo de composición es el Planto que fizo la Virgen el día de la Pasión de su Fijo, de Gonzalo de Berceo. Una elegía muy conocida es la lamentación que hace el Arcipreste de Hita por la muerte de Trotaconventos en el Libro de Buen Amor. En la poesía moderna (desde el siglo XVI), las elegías se caracterizan no tanto por su forma como por su contenido, invariablemente melancólico y centrado en la muerte. En la literatura castellana, la elegía alcanzó un notable desarrollo. Garcilaso de la Vega, en sus églogas, llegó a la cumbre de la poesía elegíaca de carácter intimista y amoroso. Fernando Herrera, sin embargo, cultivó la elegía heroica. Pero es Canción a las ruinas de Itálica, de Rodrigo Caro, la obra que se ha alzado como modelo del género. La elegía no ha dejado de cultivarse nunca y una muestra de gran belleza e intimismo, escrita en el siglo XX, es la "Elegía a Ramón Sijé", del poeta alicantino Miguel Hernández.

 


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