Gea
tuvo ella sola a Urano, para que la cubriese y la rodease por completo y fuera
hogar seguro y eterno para los bienaventurados dioses, y a continuación, a las
Montañas y al Ponto. De su unión con Urano nacieron las primeras divinidades:
doce poderosos Titanes (seis varones y seis mujeres), tres Cíclopes, llamados
Brontes, Estéropes y Arges, y tres monstruos con cien manos cada uno, los Hecatónquiros,
llamados Coto, Briareo y Giges. Urano quedó horrorizado con sus hijos y los
encerró en las entrañas del mundo, pero en venganza, Gea convenció al Titán
más joven, Crono, de que castrase a su padre y se hiciese con el poder. De la
sangre de la herida de Urano nacieron los gigantes, las ninfas y las Furias,
mientras que sus genitales cayeron al mar y se convirtieron en espuma blanca, de
la que nació Afrodita, diosa del deseo y la sexualidad.
Los
Titanes poblaron el mundo de semidioses con las ninfas: los hijos de Hiperión y
su hermana Tía, por ejemplo, fueron Helios, Selene y Eos. Otro Titán, Jápeto,
se apareó con la Oceánide Clímene, que tuvo cuatro hijos, los más famosos de
los cuales fueron Prometeo y Atlas. Sus hermanos eran Menecio y Epimeteo, marido
de Pandora. Cándido y temerario, Epimeteo era la antítesis de Prometeo.
El
titán Crono, hermano de los anteriores, se casó con Rea y tuvo varios hijos,
pero como temía que lo derrocasen se los tragaba en cuanto nacían. Cuando Rea
dio a luz a Zeus engañó a su marido cubriendo una piedra como si se tratara de
un niño y Crono se la tragó. Zeus creció y planeó una venganza. Venció en
la batalla contra los titanes, la Titanomaquia, tras haber fortalecido su posición
con un truco: Metis, hija del Titán Océano, le sirvió a Crono una bebida que
le hizo vomitar a los hermanos y hermanas de Zeus (Posidón, Hades, Hera, Deméter
y Hestia), que se sumaron a la causa. También le apoyaron los Cíclopes y los
Hecatónquiros, a quienes Crono tenía prisioneros y Zeus liberó.
Tras
la caída de los Titanes, Atlas, hijo del Titán Jápeto, fue condenado por Zeus
a sujetar los cielos en el extremo occidental del mundo: el Atlántico deriva de
su nombre. Después, los monstruosos gigantes que habían nacido de la sangre de
Urano retaron a Zeus, que dirigió a los dioses en la Gigantomaquia, la batalla
contra los Gigantes, de la que salió victorioso, estableciéndose como jefe
supremo de los cielos y la tierra. Declaró al Olimpo, el monte más alto del
mundo, morada de los dioses vencedores.